miércoles, 20 de mayo de 2009

Mi madre y el mar





Madreselvas, madreperlas, madre.
Dunas madreselvas,
arenas madreperlas:
madre.
El viento salitroso despeinándome.
El pelo, un látigo sobre el rostro.
Espumas marinas sucias
de arenas revueltas,
olas aleonadas.
Las caracolas,
gigantes marinos zumbándome al oído:
madre - madre - madre
Madreselvas, madreperlas,
arenas marinas,
espumas salinas,
brillos en la atmósfera.
Juntándose con el agua infinita,
rutas de gaviotas
me gritan:
madre - madre- madre.
Las escucho
entre los tum tum
del 2 de febrero.
Quiero estar ahí, madre,
caminando sin prisa,
respirando profundo,
las plantas de los pies
sobre el piso lustroso y plano
de la playa ancha cuando la marea menguante.
Madreselvas y madreperlas,
rumores eternos de rompientes,
te claman y te extrañan
madre - madre- madre.