sábado, 27 de marzo de 2010

Alba luminosa



Al alba
Perséfone despierta:
ojera hundida de la noche,
resucitados iris,
abriendo expectativas
de vida en continuado.

Le insuflan existencia
vientos desarraigados
recién amanecidos.

En la madrugada
ella revive
de un film sin intervalo.

Abre estrechas ranuras,
y ahuyenta
atrocidades oscuras.

Otorga su saludo
a los espíritus vegetales
y sube,
alegre y salvaje,
un escalón más
de su templo divino.

En el horizonte sinuoso
pleno de aurora,
pensamientos magenta
disponen sus órbitas:
éxtasis  de luces audaces
y de sombras sumisas.


Es lámpara liberada del Olimpo,
la ternura del sol naciente,
que absuelve de soledades
a Perséfone
y a las diosas eternas
en cada mañana de esperanza.



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