viernes, 19 de diciembre de 2008

HOY

En la vereda del ahora
Encontré un recuerdo.
Me acordé de mí -
Acontecimiento extraño-
Después de tantos años.
Me reencontré: me acordé
De un cuento viejo
Al verlo apareciendo
A la vuelta de la esquina.

En una curva del camino me mataron.
Y en la siguiente me resucitaron.
Desde ahí no fui,
No fui la misma.
La vestidura que me pusieron
Fue pesando,
Un poco más cada año.
La vestidura estaba hecha
De realidades dolorosas y no tanto.
De conocimientos varios,
De experiencias con mayúscula,
Y con minúscula.
De amigos, enemigos,
Y de impíos.

Hoy advertí que podía sacármelo.
Era sólo eso, un vestido,
Un envase pesado,
Una mordaza gastada.

Hoy encontré a la chica de 25 septiembres
Con el corazón azucarado,
La minifalda tejida
Con lágrimas domadas y enlazadas.
Haciendo equilibrio
Sobre zapatos de plataformas gigantes.

Me vi saludando, trepada
Al famoso Submarino Amarillo
De la mano de John Lenon y Mc Cartney,
Abrazada a mis camaradas
De la Escuela de Artes,
Con flores en el pelo y en las manos,
diciéndoles:
Hagamos el amor y no la guerra.

Me sorprendí a mí misma,
tocando la guitarra
en un concierto para uno solo,
poetizando con las zambas
y lamentándome con Sui Generis.

Andando a té y medialunas,
Con el corazón blanco de azúcar
Y una vincha de ideales en la frente.

Caminando, siempre caminando,
en los amables espacios universitarios,
o sentada estudiando entre las esculturas
del Bosque de los locos,
o en la fuente granadina
del Pabellón Mexico,
percibiendo
las melodías , gloriosos ensayos
de los de Música
las corridas estremecedoras
de los de Teatro
las invitaciones imperdibles
de los de Cine,
y la humedad
de los musgos y los fangos…
rondas de fantasmas empedernidos
y sufrientes.

Me ví con mis primeros alumnos
adorables infantes
o desobedientes graciosos,
recordables con cariño infinito.

Me sentí en los brazos de mi amado:
rodeada, contenida, apaciguada,
necesitada, amada.

En esta Navidad
me acordé de mí.
Me reencontré.
¡¡ Aleluya !!

sábado, 6 de diciembre de 2008

Transformaciones








Me sumerjo en los colores de la vida
y del ahora,
Bajo la luz fosforescente de sus pétalos decididos.
Y entonces, respiro los aires que me resoplas,
Madre Naturaleza.

Y tu corola divina,
Corona la cúspide de mi alma
Con una bendición de bellezas infinitas…
Gracias Madre,
Por este espectáculo sin nombre.
Gracias por la vida.

Las plantas de mis pies se curvan
Sobre la redondez de las piedras,
En el camino.
Estiro mis brazos para alcanzar
Tu esencia,
Tu forma sin forma en el espacio.

Abro los ojos del espíritu
Para percibir lo que me rodea,
Que me atrapa,
Me sostiene,
Y me abraza con su aroma a menta.

Está y no está.
Juega conmigo a las escondidas
Como la coral, huye y no ataca,
Como mi perra guardiana,
Me protege y me pide la proteja.

Siento un calor que me corre por el cuerpo.
Extiendo las manos.
Siento cómo sale por la punta de mis dedos,
Hacia ti,
En un te doy porque me das tanto.

Los ojos del cuerpo se me llenan de lágrimas.
El círculo se ha cerrado.
Pienso: estas cosas no se cuentan…
aunque ya es tarde, las he contado.


II
Pero en la noche,
El amor candente e intenso que arrojaba,
Desbordando de mi cuerpo en la mañana,
Se transforma en la llegada de la sombra.

Ahora son dardos afilados
Que me salen a través de los ojos y la boca.
Y aunque no quiero,
Voy matando ilusiones.

Madre Natura:
¿Por qué este destino?
¿Estas transformaciones?
De mujer ángel a mujer lobo
Que afila sus colmillos sin perdón
En las miserias de los otros.
Una pobre bestia en un instante,
Arrastrándose
En contra de su voluntad.
Hasta el despertar de la luz.

Sálvame Madre Tierra
¿Por qué no lo haces?
¿Esto es en realidad ser humano?

Creo que estas cosas no se cuentan.
Aunque ya es tarde, las he contado.