martes, 21 de octubre de 2008

La propia declinación

( Poema devenido en prosa y viceversa)

Hay movimientos contrarios
En todo el universo:
Lo positivo y lo negativo,
El Yin y el Yan,
La bondad versus la maldad,
La verdad versus la mentira,
La vida y la muerte.




Pero…cosa curiosa…
A veces, cuando el cuerpo comienza a declinar, el espíritu parece llegar a una juventud extrañamente poderosa, plena de conocimientos, de certezas, de sólidas estructuras que embellecen y dan poder a la mente.
Gran contradicción: en cuerpos envejecidos, mentes jóvenes, almas poderosas,
en algunos casos…

¿Pero qué se puede hacer cuando no sucede así?
La idea de la propia declinación no se acepta con facilidad.
Entonces buscamos entre los adelantos de la medicina, en un intento desesperado, y algunos nos ayudan, aunque otros sólo son espejismos que más que reconstruir, destruyen lo poco que queda funcionando.
En ese momento de la vida en descenso, se precisaría toda la sabiduría del mundo para saber qué hacer. Además hay quienes se han cansado de cuidar su envase y dicen que sea lo que Dios quiera, vivamos apurados lo que nos queda por delante.



Frágiles apreciaciones las mías.
Declinar en la vida
Debiera ser un proceso inofensivo
Para los que nos rodean,
Debiera ser una simulación perfecta
De que todo está bien,
De que todo funciona.
De que nada alterará
Nuestra paz espiritual
Lograda con los años,
Acrecentada por la experiencia.
El devenir viejo
Debiera transmitir
El saber infinito,
Un poco de más allá
En el más acá.
Debiera…
Pero a veces
El devenir va abrazado
A la desesperación,
A la inquietud,
Y a la locura.
Triste época ésta
En que vivir más no significa
Más años mejores
Más respeto de los otros,
Mejor oportunidad de enseñanza,
Y un tiempo extra para dejar un buen recuerdo.

jueves, 2 de octubre de 2008

Como la flor primera


Como la flor primera
de mi lejana primavera,
se abre la rosa rococó
en el jardín,
primereando a las demás.
A las verbenas,
a las margaritas,
y a las azucenas
que por aquí son perezosas.

Se abre llamando la atención,
así que yo la mirara,
y la plasmara en la virtualidad
para la historia
de mis sentimientos.

Rosa rosa, pequeña,
de alma candente.

Aquí te pongo, para que te miren,
para compartirte
con la humanidad entera,
para que adquieras la eternidad
presentida cuando te mirara,
apresurada yo en mi pasar
por tu reino minúsculo.