Como la flor primera
de mi lejana primavera,
se abre la rosa rococó
en el jardín,
primereando a las demás.
A las verbenas,
a las margaritas,
y a las azucenas
que por aquí son perezosas.
Se abre llamando la atención,
así que yo la mirara,
y la plasmara en la virtualidad
para la historia
de mis sentimientos.
Rosa rosa, pequeña,
de alma candente.
Aquí te pongo, para que te miren,
para compartirte
con la humanidad entera,
para que adquieras la eternidad
presentida cuando te mirara,
apresurada yo en mi pasar
por tu reino minúsculo.
de mi lejana primavera,
se abre la rosa rococó
en el jardín,
primereando a las demás.
A las verbenas,
a las margaritas,
y a las azucenas
que por aquí son perezosas.
Se abre llamando la atención,
así que yo la mirara,
y la plasmara en la virtualidad
para la historia
de mis sentimientos.
Rosa rosa, pequeña,
de alma candente.
Aquí te pongo, para que te miren,
para compartirte
con la humanidad entera,
para que adquieras la eternidad
presentida cuando te mirara,
apresurada yo en mi pasar
por tu reino minúsculo.
4 comentarios:
Bea...
Gracias por brindar tan lindas palabras depositadas en la candidez de la rosa rosa... en esta primavera eterna del alma...
Un abrazo.
Hola Marilú!!
Mi poemita a la manera del castellano quasi antiguo, ja ja ja.¡ Cómo me divierte !¡ qué bueno eso de la primavera eterna del alma , es cierto!! El alma no caduca como su envase !!!
Quedará para la historia
la rosa pequeña
de alma candente.
Un abrazo.
Juan Antonio
Lo que se escribe queda.Como que la historia es historia desde que se escribió de alguna manera.
Otro abrazo.
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