Se petrificó un día,
se volvió muda
se volvió muda
después de decir
por última vez, en voz muy baja:
por última vez, en voz muy baja:
Palabras que no se escuchan
son palabras sin valor,
sentidos confundidos,
palabras vanas.
Muchos hablaban a su alrededor.
Nadie escuchaba cuando
se volvió pétrea.
Enmudeció sus cuerdas
enmarmoró sus labios
para no pronunciar expresiones inútiles
en los oídos cerrados de los sabios.
Ahora, aunque hurgues
en su hueco inmóvil
no encontrarás respuestas.
Fue su decisión volverse muda
fue su elección tornarse piedra.
fue su elección tornarse piedra.
Dea Bea 2010.
8 comentarios:
bocas de piedra, cuántas veces nos enfrentamos a ellas...
Un abrazo.
Hay algo peor que las bocas mudas, son los oídos de piedra
¡Ah, cuánta verdad, Bea!
Pero, los sembradores de palabras, los que confiamos en ellas, debemos continuar, persistir, procurando verdad y belleza...
La poesía nos sobrevivirá.
Un fuerte abrazo.
Hay oídos que se creen tan sabios que no quieren oir nada más, aunque lo que vayan a oir les sane el alma.
Besos
Teresa
Si Juan Carlos , los poetas, sembradores de palabras como los llamas, no pueden dejar de escribir nunca.
Ma Teresa,pienso que aprender a escuchar es la mayoría de las veces más importante que hablar.
Las palabras nunca pierden el valor aunque no sean escuchadas
Si quedan escritas pueden salvarse...
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